Fue tan bonito, tan perfecto, tan irreal... que a veces pienso que ojalá nunca hubiera sucedido. Aquel cálido abrazo se torna frío y distante; aquellos recuerdos que visitaba con asiduidad quedarán desterrados al rincón del olvido; y aquellas caricias furtivas... aquellas caricias furtivas no se repetirán ya nunca más.
Escribí esas líneas hace casi un año. Siguen siendo ciertas y reales, aunque ya no me arañan el alma como lo hacían antes.