La luna estaba preciosa. Parecía que en cualquier momento
fuera a entrar en su habitación. Por bonito que fuera mirar por la ventana,
Wendy se sentía sola. Había pasado mucho desde la última visita de Peter y ya
no conseguía ver la segunda estrella a la derecha. Cada noche se sorprendía
inspeccionando el cielo en busca de una pista. Justo antes del amanecer, consigue
ver algo un instante y desaparece.
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